La biodiversidad está íntimamente relacionada con la provisión de servicios ecosistémicos, como la polinización, el control de plagas, la producción de alimentos y la regulación del ciclo del agua. La evolución de las especies ha permitido que estos servicios se desarrollen y mantengan en equilibrio, lo que es crucial para la salud humana y el bienestar.
Los con alta biodiversidad son generalmente más estables y menos susceptibles a colapsos. La evolución ha hecho que estas comunidades sean más capaces de afrontar cambios bruscos, lo que reduce el riesgo de pérdida de funciones ecosistémicas esenciales.
Los con alta biodiversidad son generalmente más estables y menos susceptibles a colapsos. La evolución ha hecho que estas comunidades sean más capaces de afrontar cambios bruscos, lo que reduce el riesgo de pérdida de funciones ecosistémicas esenciales.