El enfoque de las bases teóricas de la educación física en la formación del profesorado:
La presencia de las bases teóricas en los diseños curriculares para la formación del profesorado de educación física como planteamiento intencional es ciertamente nueva. Hasta una fecha relativamente reciente, las bases teóricas de la educación física se suponían implícitas en el espíritu del diseño curricular general o, en cualquier caso, justificadas por disciplinas que recogían la trayectoria histórica y filosófica de la educación física, pero sin pretender pronunciarse, sin aportar tomas de posición alguna ante la materia como disciplina educativa y, por supuesto, obviando la existencia de un medio social presionante en el entorno específico, ante el que, por regla general, tampoco se planteaban tomas de posición.
La aparición de las bases teóricas en los primeros programas de formación de profesores fue saludada casi como un mal necesario, entendida como un resumen de las citadas disciplinas teóricas y, por supuesto, escasamente valoradas en el contexto general de los currículos.
Estas bases teóricas, nuevamente revalorizadas en las propuestas curriculares para el título de Maestro Especialista en Educación Física, han terminado por justificar su necesidad en la formación de los docentes de esta disciplina. Sin embargo, la propia naturaleza de estas bases teóricas, se presta a distintas valoraciones y enfoques, no solo dependiendo de los puntos de arranque que hemos señalado anteriormente, sino también por la finalidad que, en cada caso y por el responsable de impartir la materia, se establezca de acuerdo con su escala personal de valores.
El pronunciamiento europeo sobre la educación física no deja lugar a dudas sobre su carácter fundamentalmente educativo y su adscripción específica al marco escuela, estas han de ser, por tanto, las señas de identidad o referentes de las bases teóricas de la educación física.
No aportarían nada unas bases teóricas de la educación física que, independientemente del punto de partida, se limitasen a establecer el devenir o la trayectoria histórica de la disciplina a lo largo del tiempo, la propia modernidad de la materia y su ajuste a la dinámica social como elemento de progreso a partir de mediados del XIX, hacen que haya de entenderse vinculada a procesos de cambio social e íntimamente ligada a los mismos, no pudiendo desligarse el estudio sobre la educación física como materia de educación, del discurso político, del religioso o del planteamiento social de las actividades físicas en el mejor de los casos. Hemos de partir de una reflexión profunda y dinámica de la idea que cada uno tiene sobre la educación física a priori, para, definida la identidad de la disciplina y separada de los elementos supuestamente afines o coincidentes, plantear el desarrollo educativo de la materia entendida como acción y efecto de educar por el movimiento.
Si de verdad queremos romper con el aludido Círculo Vicioso, hemos de meditar y planificar seriamente nuestra estrategia. La tradición en la formación del profesorado, además de la dependencia de la práctica y de la mejora en la ejecución personal de ejercicios o habilidades, rara vez ha incidido en la razones personales e íntimas por las cuales los estudiantes de educación física han decidido escoger esta profesión, dando por sentados una serie de axiomas que a la hora de la verdad no solo no estaban en la mente de los alumnos, sino que, en la mayor parte de los casos, ni siquiera sospechaban de su existencia.
Se hace preciso, por tanto, en una primera instancia conocer las expectativas y razones por las cuales los futuros profesores acceden a esta profesión, el segundo paso, inevitable, debería ser dar a conocer a los alumnos la esencia de la profesión misma, no solo la dinámica y acción del ejercicio de educar por el movimiento, sino la escala de valores inherentes a este ejercicio profesional, de lo contrario, estaremos volviendo a incidir en los viejos errores de amontonar conocimientos, ideas y habilidades, confiando en que, al final, la providencia o la sabia naturaleza impulsarán al futuro profesor a hacer un uso correcto y adecuado de los mismos.
La sensación de desamparo del profesor principiante y su angustia ante el ejercicio de la profesión, será otro de los elementos a tener en cuenta a la hora de establecer el desarrollo de estas bases teóricas de la disciplina. La confianza, solo es posible cuando la seguridad en si mismo como docente viene precedida de las respuestas íntimas, en sentido positivo, de lo que es la esencia de la acción misma de enseñar, cuestión esta imposible si no viene precedidas de una reflexión personal y colectiva sobre los valores que se desean transmitir y sobre la forma de hacerlo.
Por último, y no menos importante, una idea del medio social y sus apreciaciones en torno a la educación física, sobre sus exigencias, y sobre las distintas posturas: sociales, políticas, religiosas y del propio medio escolar, deberían completar esta visión teórica de ubicación de la disciplina.
Estimados participantes hemos llegado al final del curso y es el momento de expresar sus impresiones, aprendizajes y conclusiones sobre lo que ha significado o impactado los contenidos estudiados a lo largo de este periodo en su formación profesional.Felicidades por haber logrado esta meta y seguimos en contacto.